Oligofructosa

De Adelgazar


La oligofructosa (también conocida como fructooligosacáridos u oligofructanos), es una clase de oligosacárido utilizado como edulcorante artificial o alternativo. La oligofructosa es un prebiótico que presenta niveles de dulzura entre el 30 y el 50 por ciento del azúcar en jarabes preparados comercialmente. Se produce de forma natural, y su uso comercial surgió en la década de los ochenta en respuesta a la demanda de alimentos saludables y bajos en calorías. El término oligosacárido se refiere a una molécula de azúcar de cadena corta (en el caso de la oligofructosa son moléculas de fructosa). Oligo significa "pocos", y sacárido significa "azúcar".

La oligofructosa se extrae de frutas y hortalizas como el plátano, cebolla, raíz de achicoria, ajo, espárragos, cebada, trigo, jícama, tomates y puerros. La alcachofa de Jerusalén y el yacón tienen las concentraciones más altas de oligofructosa de las plantas cultivadas. Los principales componentes de los productos comerciales son kestosa, nistosa, fructosilnistosa, bifurcosa, inulobiosa, inulotriosa, e inulotetraosa.

Beneficios para la salud

Debido a la configuración de sus enlaces osídicos, la oligofructosa resiste la hidrólisis (ruptura) producida por las enzimas digestivas, salivales e intestinales. En el colon es fermentada por las bacterias anaeróbicas. Es decir, tiene un valor calórico bajo al tiempo que contribuye a la fracción de fibra de la dieta.

La oligofructosa es un suplemento dietético popular en Japón desde hace muchos años, incluso antes de 1990 cuando el gobierno japonés creó el Comité de Estudio de Alimentos Funcionales, formado por 22 expertos encargados de regular los alimentos funcionales o de nutrición especial. Actualmente, la oligofructosa es cada vez más popular en las culturas occidentales por sus efectos prebióticos debido a que sirve como sustrato para la microflora bacteriana del intestino grueso, aumentando la salud del tracto gastrointestinal. También se ha promocionado como complemento para la prevención de las infecciones por levaduras.

La oligofructosa es más soluble que la inulina y, por tanto, a veces se utiliza como aditivo para los yogures y otros productos lácteos. Se utiliza especialmente en combinación con edulcorantes artificiales de alta intensidad, cuya dulzura mejora el sabor.

Varios estudios han encontrado que la oligofructosa y la inulina promueven la absorción de calcio, tanto en el intestino animal como en el humano. La microflora intestinal puede fermentar la oligofructosa, lo que se traduce en una reducción del pH. El calcio es más soluble en ácido, y, por tanto, se obtiene más calcio de los alimentos y queda disponible para pasar del intestino al torrente sanguíneo.

La oligofructosa puede considerarse una fibra alimenticia de bajo valor calórico (como todos los tipos de fibra).

La fermentación de la oligofructosa resulta en producción de gases y ácidos. Estos ácidos proporcionan un poco de energía para el cuerpo.

Efectos secundarios

Todos los prebióticos tipo inulina, incluida la oligofructosa, estimulan el crecimiento de las bifidobacterias. Las bifidobacterias se consideran bacterias "amistosas". Este efecto beneficioso no se ha encontrado en todos los estudios, tanto para bifidobacterias como para otros organismos del intestino.

La oligofructosa es fermentada por numerosas especies de bacterias en el intestino, incluyendo Klebsiella, E. coli, y muchas especies de Clostridium, que se consideran bacterias menos adecuadas para el intestino. Estas especies son principalmente responsables de la formación de gases (hidrógeno y dióxido de carbono), que se produce después de la ingesta de oligofructosa. La mayoría de la gente puede comer de 5 a 10 gramos de oligofructosa sin molestias gaseosas, mientras que otras tienen problemas de gases sólo con 1 gramo. La dosis óptima estimada para los adultos es de 5 a 10 gramos al día.

La oligofructosa está clasificada como segura por la FDA de Estados Unidos. En Canadá está aprobado su uso excepto en fórmulas para bebés. En la Unión Europea está aprobada y se permite su adición, en cantidades restringidas, en las fórmulas para bebés (de hasta seis meses) y preparados de continuación (para bebés de entre seis y doce meses).


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