Las dietas afectan a la entrada de energía en el cuerpo limitando o alterando la distribución de las comidas. Las técnicas que afectan al apetito pueden limitar la ingesta de energía influenciando el deseo de comer más de lo necesario. El consumo de alimentos bajos en energía y comidas ricas en fibra es efectivo para obtener la saciedad. El ejercicio es útil también para controlar el apetito, ya que la fatiga física suele producir menos ganas de comer.

El uso de medicamentos para controlar el apetito es potencialmente peligroso. Algunas personas toman estimulantes para ignorar el hambre aunque no tengan sobrepeso. Incluso en aquellas personas que tengan sobrepeso, los medicamentos acaban afectando a la salud a largo plazo y su efectividad es limitada.

Las dietas por hábito o emocionales utilizan métodos no convencionales como libros de autoayuda, hipnosis o terapia de grupo. Aunque estas técnicas pueden servir a veces como una orientación psicológica, hay que ser consciente de que en muchas ocasiones sólo son charlatanerías para vender un producto.

Existen organizaciones y grupos que asesoran y apoyan el adelgazamiento, como por ejemplo las estadounidenses Weight Watchers, Jenny Craig, Gordos anónimos, y una multitud de grupos de apoyo desarrollados por iglesias locales, hospitales e individuos.

Las normas y prácticas de estos grupos de adelgazamiento difieren ampliamente en cuanto a seguir programas más o menos estrictos, proponer menús especiales o comidas preparadas, elegir menús de restaurantes, aconsejar en las compras y forma de cocinar, etc. La mayoría de estas asociaciones enfatizan el poder de las reuniones de grupo, y en ellas proporcionan consejo, apoyo emocional, resolución de problemas e información útil.

Editor: GFDL, v.o., CC BY-SA 3.0 Muydelgada.com, 2015.

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