Demasiado ejercicio físico puede ser dañino. La parte del cuerpo ejercitada necesita al menos un día de reposo, por lo que los expertos consideran más saludable hacer ejercicio un día sí y otro no, o tres veces a la semana. Sin el reposo adecuado, aumenta la probabilidad de ataque cardíaco u otros problemas circulatorios, y además el tejido muscular puede desarrollarse de forma más lenta.

El ejercicio inapropiado puede hacer más daño que beneficio, y lo que es inapropiado varía según el individuo. Para muchas actividades, especialmente correr, hay daños significativos si no hay una agenda de ejercicios bien reglamentada. En casos extremos, el sobre-ejercicio produce una seria pérdida de forma. Las personas no acostumbradas a la sobre-extensión de los músculos pueden padecer rabdomiolisis (daño muscular), un problema que se produce a menudo en los reclutas novatos del ejército. Otro peligro es el sobre-entrenamiento, en el cual la intensidad o volumen de entrenamiento excede de la capacidad del cuerpo para recuparse entre sesiones.

Parar el ejercicio excesivo de repente puede también crear un cambio en el estado de ánimo. Pueden darse sensaciones de depresión y agitación debido a la retirada de las endorfinas naturales producidas por el ejercicio. Siempre hay que controlar el ejercicio teniendo en cuenta las propias limitaciones corporales. Mientras que un conjunto de articulaciones y músculos pueden tener la tolerancia para soportar múltiples maratones, en otros cuerpos puede producirse daño con tan sólo 20 minutos de footing ligero. Estas limitaciones deberían ser determinadas por un preparador físico para cada individuo.

Editor: GFDL, v.o., CC BY-SA 3.0 Muydelgada.com, 2015.

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