Desde una perspectiva psicológica, puede ser difícil cambiar a una dieta sana para una persona que siempre ha seguido hábitos alimenticios poco adecuados. Esto puede deberse a gustos adquiridos en la adolescencia y a preferencias por los alimentos grasos. Para esas personas, puede ser más fácil la transición a una dieta sana si se les permite consumir alimentos dulces como el chocolate. Los dulces pueden actuar como estabilizadores del estado de ánimo, lo que podría ayudar a reforzar el consumo nutritivo correcto.

Se sabe que las experiencias que tenemos en la infancia acerca del consumo de comida afectan nuestra perspectiva sobre la alimentación en la vida posterior. En esa etapa de la vida somos capaces de determinar nuestros límites sobre lo que comeremos, así como los alimentos preferidos, y pueden desarrollarse trastornos alimenticios como anorexia, bulimia u ortorexia. También en la infancia se aprende a percibir los tamaños de los alimentos o las cantidades de comida que consumimos diariamente. Por eso las personas tienen interpretaciones diferentes sobre lo que es poca o mucha comida según la educación recibida.

Aunque se sabe que las plantas, verduras y frutas ayudan a reducir la frecuencia de enfermedades crónicas, no se conocen bien las ventajas sobre la salud de los alimentos vegetales, así como su porcentaje en la dieta. Las dietas basadas en vegetales están asociadas a una mayor salud y longevidad, y contribuyen a bajar el colesterol, perder peso y, en algunos casos, reducir el estrés.

Las ideas sobre lo que es "comida sana" varían según la época, lugar, avances científicos en el campo de la nutrición, modas culturales, prohibiciones religiosas o consideraciones personales.

Dieta sana: Directivas gubernamentales, Hábitos alimenticios perjudiciales, Factores culturales y psicológicos, Políticas de salud pública.